Hoy en día todos hemos oído hablar de radiación y, de hecho,
está presente en nuestra vida, desde la que emite el sol hasta la que recibimos
al hacernos una radiografía de tórax.
Pero ¿cuánto sabemos realmente de la radiación? Este
artículo pretende ser una guía breve de referencia sobre aspectos básicos de la
radiación, sin profundizar en los aspectos más técnicos y teóricos de la misma.
Concepto de radiación
electromágnética.
Cuando hablamos de radiación generalmente nos referimos a
radiaciones ionizantes, pero como aspecto más amplio tenemos el concepto
radiación electromagnética que es una combinación de campos magnéticos y
eléctricos oscilantes que se propagan por el espacio, aunque también hay
radiación que se produce por emisión de partículas, que se producen porque los
núcleos de ciertos átomos son inestables y, tienden a transformarse en otros
núcleos más estables, dando lugar, a dicha emisión.
Estas transformaciones (llamadas también desintegraciones)
se caracterizan por la emisión de partículas o energía y este fenómeno se
conoce con el nombre de radiactividad.
Ahora bien, a pesar de que todas las radiaciones en esencia
son lo mismo, sus efectos pueden ser muy distintos. Para el caso que nos ocupa,
nos interesa su longitud de onda.
La longitud de onda de cualquier onda, es la distancia entre
dos periodos de oscilación máximos, lo que se traduce en la distancia que
recorre la onda en un periodo de tiempo y también nos da una medida de la
capacidad de penetración de dicha onda, así como de su alcance. De tal forma que,
a mayor longitud de onda, más distancia son capaces de recorrer las ondas y
menor capacidad de penetración tienen.
Atendiendo a su longitud de onda, podemos ordenar las ondas
electromagnéticas en lo que se conoce como el espectro electromagnético.
Como se puede observar en dicho espectro están desde las
ondas de radio hasta los rayos gamma, pasando por la luz visible, que sería por
ejemplo la luz de una bombilla o una parte de la radiación que el sol nos manda.
Tipos de radiación electromágnética.
Éstas radiaciones, atendiendo a su longitud de onda pueden
ser de dos tipos: No ionizantes e ionizantes.
Las radiaciones no ionizantes se caracterizan por tener una gran
longitud de onda y por tanto ser capaces de recorrer grandes distancias y en
cambio por tener una capacidad de penetración muy pequeña. Ejemplos típicos son
las ondas de radio, las microondas, los infrarrojos y la luz visible.
Las radiaciones ionizantes se caracterizan por tener longitudes de
onda más cortas, por lo que la distancia a la que llegan es menor, pero poseen mucha
mayor frecuencia, por lo que su capacidad de penetración es inmensa. Ahí
tenemos la radiación X, la radiación gamma, y la radiación cósmica.
Como inciso, hay que tener en cuenta que la distancia
depende también de la intensidad, a pesar de que la luz del sol y de una
bombilla son similares en longitud de onda, la luz del sol tiene muchísima más
intensidad y por eso nos llega desde tan lejos.
La radiación, cuando penetra en la materia (la que puede
hacerlo), y sobre todo en el caso de partículas cargadas (alfa, protones,
fragmentos de fisión y electrones fundamentalmente), suele arrancar electrones
de la corteza de los átomos circundantes dando lugar a un proceso que se conoce
con el nombre de ionización.
La radiación tanto gamma como los rayos X, interaccionan con
mecanismos más complejos pero que también producen finalmente pérdida de
electrones en los átomos circundantes. Los neutrones, que son partículas
neutras (sin carga eléctrica) que se producen en determinados procesos,
interaccionan con la materia mediante reacciones nucleares que pueden dan
lugar, a su vez, a partículas cargadas y fotones.
El final, sea cual sea el tipo de radiación, da lugar a
partículas cargadas, por lo que el mecanismo fundamental de interacción con la
materia es el de ionización. Esta es la razón por la que estas radiaciones se
conocen con el nombre de radiaciones ionizantes.
En el caso de que la materia sea tejido biológico con un
alto contenido de agua (como el cuerpo humano), la ionización de las moléculas
de agua puede dar lugar a los llamados radicales libres; que presentan una gran
reactividad química, suficiente para alterar moléculas importantes que forman
parte de los tejidos de los seres vivos. Entre esas alteraciones pueden
incluirse los cambios químicos en el ADN, la molécula orgánica básica que forma
parte de las células de nuestro cuerpo. Estos cambios pueden dar lugar a la
aparición de efectos biológicos, incluyendo el desarrollo anormal de las
células y el posterior desarrollo de cáncer.
Como se puede ver en el espectro electromagnético la primera
onda que tiene potencial de ionización es una parte de la radiación
ultravioleta. Lo que significa que las ondas con mayor longitud de onda que
esta no tienen capacidad de ionizar. Dicho de otra forma, la luz de una
bombilla, los infrarrojos, las microondas (como las del microondas de casa) y las
ondas de radio no tienen la capacidad de provocar cáncer a ningún ser vivo,
porque no tienen frecuencias capaces de penetrar en el cuerpo.
Como ejemplo práctico fíjese que la luz del sol (entre la
que hay ultravioleta del final del espectro, y que es la primera que puede
penetrar, aunque lo hace muy poco) tan solo produce cáncer en la piel, porque
no tiene capacidad de penetrar hasta los tejidos profundos.
Fuentes de radiación.
No debemos pensar, que tan solo hay fuentes artificiales de
radiación. Hay una radiación a la que llamamos, radiación de fondo.
Se llama radiación de fondo a la que existe en el medio
ambiente de forma natural, a cuyos efectos estamos sometidos todos los seres
del planeta. Tiene dos orígenes diferentes:
Fuentes externas: Incluye la
radiación cósmica, procedente del sol y otras fuentes espaciales, junto con la
radiación terrestre, que procede de sustancias radiactivas que se hallan en la
Tierra y de algunos materiales usados en la construcción. Cuando escalamos
montañas o viajamos en avión recibimos más cantidad de radiación cósmica que
cuando estamos a nivel del mar.
Fuentes internas: Son las
sustancias radiactivas naturales que incorporamos a nuestro organismo. Nacemos
con algunas de ellas y otras se van depositando en nuestro cuerpo a partir de
los alimentos, del agua que bebemos y del aire que respiramos.
La existencia de estas fuentes de radiación hace que las
personas reciban una cierta dosis de radiación, que varía de unos lugares a
otros del planeta. En España el valor medio es de 2,4 mSv /año. Que es el valor
que utilizaremos como referencia posteriormente para valorar si una fuente de
radiación es mucha o poca.
Efectos de la radiación y daño.
Ahora surge una duda, esta radiación ¿cuánto daño hace?,
pues depende básicamente de dos cosas: de la dosis recibida en un espacio de
tiempo y del tejido que la recibe, pues distintos tejidos absorben radiación de
formas diferentes.
Los efectos biológicos que tiene la radiación se miden en
una unidad llamada Sievert. Pero dado que 1 Sievert (Sv) es una cantidad muy
grande para el cuerpo (una exposición a un Sievert provoca hemorragias por daño
en los tejidos y 20 matan a un ser humano en días) en medicina se usa el
milisievert, mil veces menor.
Una radiografía de tórax somete el cuerpo a una radiación de
0,1 mSv. Una radiografía de abdomen 8 mSv. Una radiografía de columna cervical.
Una radiografía de manos o piernas 0.001 mSv.
Un TC de tórax son 7 mSv, esto es 3 veces la radiación que
se recibe en un año de forma normal. Un TC de abdomen 10 mSv. Un enema con
bario 8 mSv. Tracto gastrointestinal con Bario 6 mSv. Un TC de cerebro 2 mSv.
Como se puede observar, en comparación con la radiación al
año en España, varias pruebas radiológicas someten el cuerpo a una dosis de
radiación nada despreciable, incluso algunas pruebas más específicas hacen que
se reciba en una sesión, la dosis de 15 años de radiación natural.
Esto no significa que las pruebas médicas sean malas per se,
sino que hay que valorar el riesgo/beneficio de hacerlas y que siempre, deben
estar indicadas por un médico.
Ahora bien, seguro que ud a oído a alguien, o incluso ud lo
ha hecho alguna vez, quejarse de la negligencia de un médico por no hacerle un
scanner (TC) de cráneo a su hijo cuando se ha dado un golpe en la cabeza,
incluso ”fui a urgencias por un dolor de tripa y ni una radiografía me
hicieron”, entiendo que esta demanda por parte de la población de pruebas de
imagen es debido al desconocimiento de los riesgos que entrañan las mismas.
De modo que, le pido a modo de favor personal, que si alguna
vez, tras leerse este breve artículo, conoce a alguien que diga esto. Le haga
saber que muy posiblemente al no hacer este tipo de pruebas sin indicación le
está aportando un beneficio.
- Dr. Carlos Hammons.
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