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EL SÍNDROME DEL INTESTINO IRRITABLE

El síndrome del intestino irritable (SII) es una afectación crónica que cursa con episodios de dolor o molestia abdominal y alteraciones en el hábito intestinal sin causa orgánica que lo justifique.

 Afecta a un 10-20% de la población, con un intervalo de edad más frecuente entre los 30-50 años y desciende a partir de los 50.

Se ha observado un claro predominio de mujeres frente a varones, y puede ser hasta 8 veces más frecuente en pacientes con dispepsia.





CAUSAS DEL SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE

Se desconoce su origen y se cree que es de causa multifactorial en la que coexisten distintos factores:

  • Genéticos
  • Alteraciones en la secreción o motilidad intestinal en respuesta a diferentes estímulos: comidas, distensión, estrés emocional o inflamación. Mediados por serotonina.
  • Hipersensibilidad intestinal con una percepción visceral de dolor aumentada.
  • Alteración en la función inmune del tracto gastrointestinal.
  • Alteración en la inervación extrínseca autonómica que podría asociarse con predominio de estreñimiento cuando la disfunción es vagal, o con diarrea si es adrenérgica.
  • Alteración en la regulación del eje cerebral-intestinal. Puede ocasionar una mayor reactivación ante situaciones estresantes y modificar la percepción de los estímulos viscerales aferentes en el intestino
  • Factores psicosociales, cerca del 50% de los afectados de SII padecen depresión, ansiedad, hipocondría o somatización y algunos tienen antecedentes de haber sufrido abusos en la infancia
  • Alteración de la microflora intestinal.
  • Se ha podido demostrar en entre un 10- 30% de los pacientes el antecedente de infección bacteriana gastrointestinal que han cursado con diarrea previa a los síntomas del SII. Son factores de riesgo: el haberla padecido en edad temprana (más frecuente entre los 19-44 años que a partir de los 45); las mujeres; mayor duración y síntomas de más gravedad de la infección y en los que presentan trastornos de ansiedad o depresión. Algunos estudios señalan el antecedente de haber sufrido una infección vírica gastrointestinal como posible factor de riesgo para su desarrollo.
  • Se requieren estudios de más calidad para determinar si también las alergias alimentarias podrían estar involucradas como causas de comienzo. 

CLÍNICA

1. Síntomas gastrointestinales:

- Dolor o molestia abdominal: es el más importante y frecuente en el intestino irritable. Suele describirse como sensación de calambres de intensidad variable, desencadenado por la ingesta o por situaciones estresantes, localizado en hemiabdomen inferior y que alivia tras la defecación. Cuando se acompaña de otros síntomas como anorexia, astenia, pérdida de peso o se trate de un dolor progresivo que impide conciliar el sueño o despierta al paciente, hay que pensar en una causa orgánica.
- Alteración en la consistencia de las heces (heces duras o acuosas) o en la frecuencia de las deposiciones (menor de tres deposiciones semanales o mayor de tres deposiciones diarias). La forma de las heces es la que mejor refleja el tiempo de tránsito colónico y conocerlo ayuda a caracterizar los distintos patrones posibles de la enfermedad:

  • v  SSI con predominio de diarrea: aumento del número de deposiciones con heces sueltas o acuosas durante el día, descarga de moco, precedidas de urgencia, a veces con sensación de vaciado incompleto y menos frecuente incontinencia.
  • v  SSI con predominio de estreñimientoheces duras o grumosas con importante esfuerzo en la defecación y sensación de vaciado incompleto.
  • v  SSI alternanteel estreñimiento y la diarrea pueden alternar tanto en el mismo día como en semanas. Es el tipo más frecuente.
Distensión o hinchazón abdominal: presente hasta en el 96% de los pacientes y más frecuente en mujeres. Se inicia después de la ingesta, aumenta a lo largo del día y suele mejorar durante el descanso nocturno.
Otros síntomas frecuentes: dispepsia, nauseas y flatulencia. La enfermedad por reflujo gastroesofágico puede estar presente hasta en el 30-39% de los pacientes.

Las mujeres suelen tener con más frecuencia estreñimiento, dolor y distensión abdominal y los síntomas pueden ser más graves en la menstruación que durante el resto del ciclo. En los varones es más frecuente la diarrea.

2. Otros síntomas:
Con frecuencia los pacientes presentan cefalea, somnolencia, síntomas urinarios (nicturia, urgencia o vaciado incompleto), dispareunia y lumbalgia. También puede asociarse con otras enfermedades reumáticas como fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, alteración de la articulación témporomandibular o pelvialgia crónica. Los trastornos psiquiátricos suelen estar presentes en cerca de dos tercios de los diagnosticados y la clínica de estos pacientes suele ser más grave.
También se ha observado que la presencia de cefalea, mareos, dolor de espalda, dolor muscular, insomnio, cansancio, inapetencia, ansiedad y depresión, pueden presentarse con más frecuencia y gravedad en mujeres que en varones.

 














DIAGNÓSTICO DEL SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE

Dolor o molestia abdominal al menos tres días al mes en los últimos tres meses, acompañados de dos o más de los siguientes síntomas:

  • Mejoría tras la defecación.
  • Cambio en la frecuencia de deposiciones desde el inicio.
  • Cambio en la apariencia de las heces desde el inicio.
Hay otros síntomas que ayudan a precisar el diagnóstico como:

  • Frecuencia anormal de deposiciones (menos o igual a tres deposiciones semanales o más de tres deposiciones diarias).
  • Formas anormales de las heces (grumosas o duras; sueltas o acuosas).
  • Esfuerzo en la defecación.
  • Urgencia.
  • Sensación de vaciado incompleto.
  • Descarga de moco.
  • Distensión abdominal.

Ante la sospecha clínica de un SII, es imprescindible investigar la presencia de síntomas de alarma:
  • Pérdida de peso inexplicable y documentada.
  • Sangrado rectal, sin presencia de hemorroides.
  • Antecedentes familiares de cáncer colorrectal o de ovario.
  • Inicio de los síntomas a partir de los 50 años.
  • Síntomas nocturnos.
  • Anemia ferropénica.

PRUEBAS COMPLEMENTARIAS

En pacientes con síntomas típicos y ausencia de síntomas y signos de alarma no es necesario ampliar estudios analíticos, de heces (parásitos o test de sangre oculta) o pruebas de imagen como la ecografía abdominal. Su realización apenas aumenta la probabilidad de encontrar causa orgánica. Tampoco existe ningún marcador biológico conocido para el diagnóstico específico de la enfermedad.

La colonoscopia deberá recomendarse a todos los pacientes diagnosticados de SII mayores de 50 años y en más jóvenes con síntomas de alarma.
Puede estar indicado realizar el test de intolerancia a la lactosa cuando tras haber realizado una anamnesis y un diario de alimentación, se sospecha la posible relación de ingesta de lactosa con la aparición o empeoramiento de los síntomas.
Se ha observado una prevalencia mayor de enfermedad celiaca en pacientes con síndrome de intestino irritable. Descartarla puede ser coste efectiva en el subtipo con diarrea y en el mixto (diarrea-estreñimiento) en poblaciones donde la prevalencia de enfermedad celiaca sea mayor al 1%, en pacientes con diabetes mellitus tipo I y con antecedentes familiares de la enfermedad.


 


TRATAMIENTO DEL SII

1 .Medidas generales, dietas y  hábitos alimentarios
2. Tratamiento farmacológico: laxantes, fármacos antidiarreicos, espasmolíticos, antidepresivos, antibióticos…Debe iniciarse cuando las medidas generales no han sido suficientes y persisten las molestias.
3. Alternativos: acupuntura, terapia de relajación, terapia cognitiva, hipnoterapia, las hierbas medicinales o algunos tipos de alimentos probióticos, pueden mejorar los síntomas en algunos pacientes con SII. La ausencia de estudios bien diseñados para evaluar la eficacia de los mismos, hace aconsejable ser cautos antes de recomendar cualquiera de ellos.



DIETAS Y CONSEJOS PARA EL SINDROME DE COLON IRRITABLE

Si usted ha sido diagnosticado de Síndrome de "colon irritable" o "intestino irritable" y presenta estreñimiento o diarrea leve o bien alternancia de estreñimiento y diarrea, deberá aumentar la ingesta de fibra, mediante:

  • Aumente el consumo de alimentos ricos en fibra: pan integral, frutas con piel y verduras.
  • Utilice suplementos de salvado de trigo: 4 a 8 cucharadas al día, mezclados con líquidos o alimentos.
  • En ocasiones su médico le puede prescribir medicamentos del tipo:
    • Plantaben®, 1 sobre cada 8 ó 12 horas disuelto en un vaso de agua, ó
    • Cenat®, 2 cucharaditas cada 12 horas con una vaso de agua.


MODIFIQUE SUS HÁBITOS DE COMIDAS


  • Haga una dieta "pobre en grasas" y "rica en proteínas" (carnes y pescados).
  • Coma despacio y procure masticar bien.
  • Evite comidas copiosas, es preferible comidas más frecuentes y menos abundantes.
  • Evite los alimentos que usted note que le desencadenan o empeoran sus síntomas. Los que con más frecuencia le perjudican son: especias, alcohol, tónica, sopas de sobre, cacao, derivados lácteos, quesos, yogurt, bollería, pasteles, helados, mantequilla, etc.
  • Si lo que predomina es la diarrea evite los derivados lácteos, café, té y chocolate. Puede tomar leche vegetal (de almendras).
  • Evite las bebidas con gas y los alimentos flatulentos como: col, coliflor, habas, garbanzos, lentejas, coles de Bruselas, cebollas, puerros, guisantes, frutos secos y en conserva.
  • Aumente la ingesta de agua (de 1,5 a 2 litros diarios), sobre todo si predomina el estreñimiento.
  • Procure mantener un horario fijo de comidas, e intente evacuar siempre a la misma hora y sin prisas, preferiblemente después del desayuno.
  • Realice ejercicio físico, caminar, nadar, etc.
  • El dolor abdominal se puede aliviar aplicando calor local suave.
  • Evite el uso de laxantes.
  • Evite, en lo posible, las situaciones que le pongan nervioso o estresen.

UNA DIETA

  • Desayuno y merienda:
    • Leche de almendra, infusión de té o café. Azúcar. Pan integral. Margarina. Frutas: manzana, pera, plátano, etc. Zumo natural de frutas.
  • Comidas principales:
    • Caldos y sopas de vegetales o carnes, no grasos.
    • Pastas, patatas cocidas o al horno. Arroz.
    • Carnes sin grasa (ternera, pollo, pavo, cerdo, cordero) cocidas, al horno o plancha. No fritas.
    • Pescados de todos los tipos, no fritos.
    • Huevos.
    • Todas las verduras excepto las arriba indicadas.
    • Ensalada de lechuga, escarola, tomate.
    • Frutas: manzana, pera, plátano. Manzanas al horno. Jalea.
    • Pan integral.

Complementos:
    • Aceite (oliva, girasol, maíz): dos cucharadas al día.
    • Bebidas: solo agua o zumos naturales de frutas.
    • Puede condimentar con sal, salvo que no esté indicada por otras enfermedades (hipertensión, etc.).


                                                                                          Dra María Royo Blesa.

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