<< Todas aquellas partes del
cuerpo que tienen una función, si se usan con moderación y se ejercitan en el
trabajo para el que están hechas: se conservan sanas, bien desarrolladas y
envejecen lentamente. Pero si no se usan y se deja que holgazaneen: se convierten
en enfermizas, defectuosas en su crecimiento y envejecen antes de hora>>.
- Hipócrates. Médico en la Antigua
Grecia, 460-370 AC.
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uévete. Es uno de los mejores consejos que podemos darte como
profesionales de la salud. Así de simple, por complicado que parezca. El
ejercicio físico es bueno para tu salud y para tu felicidad. El ejercicio y la
actividad física generan múltiples beneficios a la salud física y mental de las
personas que los practican. Entre ellos el aumento de la capacidad funcional,
la mejora en la calidad de vida y la disminución de la morbilidad.
El estilo de vida occidental se ha asociado con el aumento de la
incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles, las cuales representan un
gran problema de salud pública al ser una de las principales causas de muerte y
discapacidad a nivel mundial. Entre estas enfermedades se encuentran las
cardiovasculares, la diabetes tipo dos, así como enfermedades respiratorias
crónicas ó artrosis, las cuales están directamente relacionadas con el estilo
de vida: siendo el sedentarismo, los malos hábitos alimenticios y el tabaquismo
los principales factores de riesgo responsables de su desarrollo. Es por esto
que las intervenciones sobre estas patologías pueden prevenirlas o retrasarlas.
1. Múltiples estudios han determinado que la actividad física y el
ejercicio regular pueden ser efectivos en la prevención y el tratamiento de
estas enfermedades.
2. Promover la actividad física, desde etapas tempranas, lograría
mantener una mejor salud física y emocional, aumentar la calidad de vida y
tener mayor rendimiento en el empleo.
3. Además, se ha registrado una
mayor puntuación en las escalas de salud y calidad de vida en personas que se
ejercitan de manera regular.
La Organización Mundial de la Salud recomienda de forma genérica que toda persona adulta, siempre que sus limitaciones médicas no se lo impidan, debe realizar al menos 150 minutos de ejercicio físico aeróbico de intensidad moderada semanalmente o al menos 75 minutos de alta intensidad, o la combinación proporcional de ambos.
Asimismo, los expertos, recomiendan realizar ejercicios de fuerza (como
levantar pesas) que impliquen a los grandes grupos musculares entre una y dos
veces a la semana. Además, parece que dosis
superiores de ejercicio (300 minutos de ejercicio
moderado o 150 de ejercicio intenso semanalmente) pueden reportar beneficios
adicionales sobre nuestra salud.
Como
aconseja la Guía
para la prescripción de ejercicio físico de la Sociedad Española de Hipertensión: “La prescripción de ejercicio
en la consulta médica es el proceso por el cual se instaura un régimen
sistemático de actividad física, según las necesidades de cada paciente, con el
fin de aumentar la actividad física habitual, y de esta manera, la condición
física con los menores riesgos”.
El reto del
profesional de la salud consiste en conocer cuál es la rutina, para que la
prescripción sea un éxito. Es fundamental individualizar a cada paciente,
considerando factores como el ciclo vital individual, sexo, limitaciones
físicas, patologías de base y estado de salud, de esta forma se podrá elegir el
tipo de actividad y la dosis correcta, logrando que el paciente inicie e
involucre la actividad física en su vida cotidiana, mejorando la salud al
reducir factores de riesgo para enfermedades crónicas.
Para que un
programa de ejercicio regular sea efectivo es necesario generar adaptaciones que
mejoren el rendimiento, utilizando el entrenamiento de las cualidades físicas
básicas: resistencia cardiorrespiratoria (ejercicio aeróbico), fuerza y
resistencia muscular, flexibilidad y control de la composición corporal.
Cada uno de
ellos debe incluir cinco parámetros esenciales: tipo de ejercicio, intensidad,
duración, frecuencia y ritmo de progresión.
Es
fundamental recomendar actividades diarias que aumenten el gasto de energía, ya
que es probable que la población sedentaria obtenga beneficio al realizarlas. Estas
actividades incluyen la utilización de bicicleta en lugar del automóvil, se
recomienda estacionarlo lejos de la entrada ó usar las escaleras en lugar del
ascensor. Pequeños detalles que pueden crean hábitos importantes para la
progresión del estado de forma físico.
El
profesional de la salud debe incluir la prescripción del ejercicio en su
práctica diaria, teniendo en cuenta los parámetros, las recomendaciones y los
pasos para que la formulación sea un éxito.
Cabe resaltar
que es fundamental individualizar cada paciente dependiendo de sus condiciones
físicas y de salud. De esta manera se logrará que el paciente se adhiera a la
realización cotidiana de ejercicio, involucrándolo como hábito en un estilo de
vida saludable, para disminuir factores de riesgo que generen a futuro
enfermedades.
Un artículo del Dr Martín Torres Remirez
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