
En el año 1980, la APA (Asociación Americana de Psiquiatría) estableció por primera vez en
el manual diagnóstico de los trastornos mentales los
criterios diagnósticos para el juego patológico. Tanto la APA como la OMS
consideran el juego patológico como un trastorno del control de los impulsos,
ya que la persona que padece este trastorno se va haciendo crónica y
progresivamente incapaz de resistir el impulso de jugar. Algunos autores
consideran el juego como un modelo de adicción sin tóxico que es capaz de
producir excitación y escape. Como ocurre con otras adicciones, el/la ludópata
persiste en sus conductas a pesar de las consecuencias negativas y los
conflictos que éstas provocan en el ámbito personal, familiar, conyugal,
laboral y social de la persona.
¿CÓMO SE LLEGA A TENER PROBLEMAS
CON EL JUEGO ?
Habitualmente el jugador se inicia en una situación social determinada,
sea con amigos, familiares o compañeros de trabajo, se puede proponer apostar
de manera puntual a la máquina, ir a celebrar un aniversario o cualquier evento
festivo al bingo o al casino, seguir con un modelo de tradición familiar o
social, jugando combinaciones de fechas a la lotería, por ejemplo. Igualmente,
es fácil que quienes a menudo entran en contacto, en los bares, con las
tragaperras, se puedan iniciar solos en la dinámica de juego, ver como otros
sacan el premio, intentar distraerse si están aburridos o haciendo tiempo para
hacer otras actividades, sobretodo porque no interpretan que lo que hagan sea
tan peligroso.
En un plazo de tiempo entre 2 meses y cinco años, estos jugadores que
se inician en el juego pasarán a ser jugadores habituales en un porcentaje muy
grande y poco estudiado, aún siendo pocos los premios que les hayan tocado,
interpretando que no pierden mucho, o quizás que en el bar, bingo o casino,
tienen un círculo de relaciones satisfactorias, entre otros razonamientos,
mantendrán el convencimiento de que la situación de juego no se les escapa de
las manos. Este nivel de juego se puede mantener según cada caso particular más
o menos a escondidas, pero supone una afectación directa en las relaciones
afectivas y de confianza que comportará recurrir repetidamente al engaño, sea
mintiendo o escondiendo la existencia del dinero con que juega. Se da con
facilidad que se mantiene la preocupación por no ser descubierto, el deseo o la
necesidad de recuperar, de quitarle importancia al problema, de poder con la
máquina, con otros jugadores o con los beneficiarios de la actividad, y el
convencimiento de que puede controlarlo o dejarlo cuando quiera, con las mismas
estrategias de cerrarse en sí mismo que lo han culpabilizado y avergonzado.
Todo ello mantendrá al jugador en la estructura adictiva que ha ido
desarrollando a nivel psicológico.
Todo el esfuerzo y la
represión que pueda asumir en sus intentos por dejar de jugar, fácilmente
acabarán en un intento de demostrarse a sí mismo que vuelve a controlar, a ser
una persona “normal” y que el trastorno no tiene, justamente en esos momentos
de recaída, la importancia que tenía anteriormente, porque ya hacía semanas,
meses o años que no jugaba.
Con estas contradicciones
volver a recaer es fácil y aparecen episodios donde a menudo aumenta la intensidad,
en función de como intervienen otros factores, por ejemplo: la disponibilidad
del dinero del jugador y del control a nivel familiar, la intensidad con que se
actualizan las ilusiones de control o la incapacidad para recuperar la
conciencia de las situaciones de recaída, los problemas cotidianos o eventos
vitales que acentúen el aislamiento y la negación del problema, utilizando el
juego como una manera de refugiarse o de huir de los problemas.
CONSEJOS PARA LOS FAMILIARES Y/O AMIGOS
Lo primero que deben reconocer y entender es que están frente a una
adicción, puesto que es demasiado fácil que la situación se les escape de las
manos, y no deberían sentirse culpables por ello. Tienen que tener en cuenta
que una persona con enfermedad mental debe afrontar una doble dificultad para
recuperarse. Por un lado, de la propia enfermedad y, por otro, de los
prejuicios y discriminaciones sociales que padece por tener una enfermedad
mental. La entereza con que planteen al jugador los
objetivos y medidas a seguir, deben ir acompañadas con la comprensión de las
reacciones que tiene el jugador, poniéndose emocionalmente en su situación, no
sirve de nada hacer planteamientos de si me quisieras no jugarías, es necesario
demostrar respeto como personas que son mientras se ofrece el apoyo para hacer
lo necesario que mantenga la abstinencia en jugar que en realidad es su
responsabilidad. Normalmente, los familiares no
tienen formación ni experiencia en afrontar adicciones y, las buenas
intenciones sin estos dos elementos, a menudo conllevan el fracaso.
Por ello el consejo de ir a una asociación con profesionales ,
psicólogos o psiquiatras, con experiencia en juego patológico, es
imprescindible para resolver la singular situación emocional en que se
encuentran, recibir la orientación necesaria frente a los problemas que
surgirán, facilitar el cumplimiento de las medidas preventivas, de los puntos
no negociables, y conseguir un abordaje terapéutico del jugador y su problema
,es importante comprender que la rehabilitación es un proceso largo y recuperar
la confianza estará asociado a cumplir muchos objetivos diferentes, no sólo el
control del dinero.
PÁGINAS WEB DE INTERÉS
-
http://www.azajer.com/ . Asociación Aragonesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación. Prevención y tratamiento de la ludopatía.
-
http://www.ludopatiazaragoza.com/ . Centro de ayuda terapéutica
Un artículo de la Dra Beatriz Vilariño Romero
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