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EL TEMIDO CÓLICO RENAL

      El cólico renal es un problema de salud frecuente. Es, de hecho, ligeramente más frecuente en Zaragoza que en otras partes de España. Es doloroso, molesto y a veces causa y ventaja de una infección de la orina, que puede complicarse hasta convertirse en una infección de los riñones o alcanzar la sangre.

        El cólico por sí sólo puede tratarse con éxito si se tienen en mente dos cosas:
          Primera: el cólico causa dolor porque consiste en un cálculo, una partícula sólida que no debería formarse a partir de la orina pero que a veces se forma de todas maneras (por una u otra causa), que queda atorado en uno de los conductos que llevan de uno de los riñones a la vejiga. Al intentar arrastrar el cálculo por este conducto, llamado uréter, la orina acumulada se mueve más despacio y favorece la proliferación de ciertas bacterias, lo que facilita las infecciones; del mismo modo, el cálculo causa daño sobre la pared del uréter, que es un tejido muy sensible a las lesiones físicas y los "esfuerzos", tanto que el o la enfermo o enferma se "darán cuenta" de este daño mientras lo sufran.
          Segunda: el tratamiento del cólico consiste principalmente en la toma de analgésicos y antiinflamatorios, medicamentos para el dolor que ayuden al enfermo o a la enferma a pasar el mal trago mientras el cólico baja por el uréter hasta la vejiga, donde ya no causa mayores problemas. Si se toman a tiempo, los analgésicos ayudan con el dolor, los mareos, la sensación de debilidad y el riesgo de infección que se asocia con el cólico; si con estos tratamientos no es suficiente, existen otros tratamientos a disposición de su médico, y si se asocian a infección, existen antibióticos para tratarla.

         Por supuesto, el cólico puede complicarse, pero lo más importante es saber que todo cólico que no se resuelve con tratamiento analgésico o se asocia a fiebre o molestias al orinar requiere un estudio más prolongado, y probablemente un tratamiento más concreto... por lo que, si padece dicho problema, debería acudir a su médico.


¿CÓMO ES QUE PUEDE UNO TENER PIEDRAS EN EL RIÑÓN?

La nefrolitiasis es una forma técnica de referirse a lo que la sabiduría popular, ha dado en definir como "piedras en el riñón". Un cálculo propiamente dicho se forma porque la orina está más concentrada de lo habitual o porque lleva ciertas sustancias en abundancia (calcio, ácido úrico, estruvita o cistina, y moléculas que las contengan), lo que no da problemas mientras la partícula se "quede" en los conductos del riñón donde se acumula la orina, los "cálices" renales, sin obstruirlos; pero dado que la orina empuja estas "piedras" hacia abajo, es poco probable que se queden ahí permanentemente. 

Es muy frecuente que una persona que haya tenido un cólico renal vuelva a tenerlo, cuando el riñón o los procesos que filtran la orina en ese riñón no funcionan de la forma más eficiente posible; esto viene dado por características genéticas, por ciertas alteraciones en la estructura del riñón o incluso por una toma insuficiente de agua al día. 

La nefrolitiasis es, sin duda, un primer paso hacia la "ureterolitiasis", el proceso doloroso que se produce cuando el cólico pasa del riñón al uréter. En ese momento, duele. ¿Por qué? Porque el cálculo es un cuerpo sólido que se abre paso por un tubo "habituado" a conducir líquido, la orina, y lo ensancha, lo estira y lo obliga a contraerse de formas a las que está "poco habituado".  Cabe recordar que el uréter no es una manguera, sino un tejido vivo que responde a la agresión del cólico contrayéndose e inflamándose; esto puede hacer más difícil el tránsito del cólico, es decir, puede hacer más dolorosa toda la ordalía.


¿TENGO UN CÓLICO RENAL?

Los cólicos renales "agudos", que aparecen bruscamente, causan un dolor muy particular e inconfundible para quienes ya lo han padecido, generalmente intenso, molesto y constante que se inicia de forma brusca y alcanza su punto álgido entre treinta minutos y seis horas después de iniciarse. Dura entre tres y dieciocho horas en la mayoría de los casos, con tres grandes fases:

·       1. Aguda o de inicio: Suele darse de madrugada o de noche, y le despierta si se da durante la noche; si se inicia durante el día, no es tan brusco pero se hace más intenso. No se alivia con masajes o posturas, de vez en cuando se producen pinchazos o golpes de dolor aún más fuerte que ceden con rapidez y se asocian a más mareos y náuseas.
    2. Constante: Al final de la fase de inicio, el dolor no se incrementa, sino que se mantiene constante hasta que se trata con analgésicos o se resuelve por sí solo. El dolor máximo producido por un cólico renal se mantiene durante la fase constante, de ahí su nombre; puede durar de una a cuatro horas, y suele abreviarse con tratamiento.
·      3. De alivio: Durante esta fase, generalmente iniciada más rápidamente con tratamiento, el dolor se reduce con más o menos rapidez. Puede darse en cualquier momento después de iniciado el dolor cólico, por lo que será capaz de conciliar el sueño a pesar de seguir sintiéndolo (y el quedarse dormido o dormida es un signo de buena evolución en estos casos); al despertarse, reconocerá que el dolor ha cedido por completo o casi por completo.

El dolor suele aparecer en la espalda o el costado, casi siempre afectando sólo a un lado del cuerpo, y dar la impresión de que se "desplaza" hacia delante y abajo, hacia la cadera o el pubis; esto es típico de los cólicos, ya que el hecho de que el dolor "se mueva" siguiendo el trayecto del uréter a través del abdomen indica que hay un cálculo "bajando" a través del mismo. Por supuesto, el dolor puede aparecer estando el cálculo ya en mitad del abdomen, a la altura de la "tripa", donde es más difícil de localizar con claridad... pero casi siempre estará claramente delimitado a un lado.

En la mitad de los casos, el cólico puede causar mareos, náuseas o vómitos, una reacción nerviosa al daño sufrido por el uréter. No es infrecuente encontrar con que la orina súbitamente contiene sangre, con o sin dolor, sólo para que el dolor aparezca poco después; y en ocasiones, la sangre no es visible porque sólo hay cantidades microscópicas disueltas en la orina, pero puede detectarse mediante una analítica de orina. También puede aparecer una sensación de molestia al orinarun escozor intenso en sus genitales o dolor o peso en el interior del abdomen, y a veces incluso puede desarrollar fiebre; en estos casos, es importante que lo mencione a su médico. 

En muchos casos, de los que por motivos obvios nunca nos enteramos de inmediato, los cólicos causan poco dolor, o incluso ningún dolor, y se descubren casualmente al realizarse pruebas de imagen (radiografía, ecografía) que se habían solicitado por otros motivos. El que un cólico cause poco, mucho o ningún dolor tiene algo que ver con cómo es el cuerpo del paciente, bastante que ver con el tamaño del propio cálculo y mucho que ver con hasta qué punto se ha obstruido el uréter por culpa del cálculo.

Si encuentra que reúne estos síntomas, es muy conveniente que acuda a su consulta de atención primaria para descartar otras causas de dolor en el abdomen; pero, de nuevo, es necesario que lo haga si tiene fiebre o el dolor no cede después de empezar a tratarse, porque ambas cosas pueden indicar una infección, un problema que puede resolverse con tratamiento específico. 


¿QUÉ HARÁ SU MÉDICO?

En primer lugar, su médico le examinará, buscando signos de dolor de origen renal o urinario, comprobará su temperatura corporal y otros signos de infección, buscará señales de complicaciones habituales en el cólico renal y tomará nota de sus constantes vitales (frecuencia cardíaca, tensión arterial y, como mencionábamos más arriba, su temperatura). 

Seguidamente, dependiendo de los recursos a su disposición, le pedirá que proporcione una muestra de orina para comprobar si tiene una infección o restos de sangre en la orina, a la que podrá añadir una analítica de sangre (particularmente si sospecha una infección, sobre todo si tiene fiebre) o pruebas de imagen radiológica o ecográfica. En muchos casos, los cálculos renales no son visibles cuando se realizan radiografías o ecografías de las vías urinarias, porque los cálculos ya han "pasado"; incluso entonces, esta prueba puede ser necesaria para comprobar que el riñón no ha sufrido en exceso por el "taponamiento" causado por el cólico. 

En el centro de salud se dispone de una prueba similar a la analítica de orina, más sencilla y rápida pero no tan fiable como la prueba de laboratorio, que consiste en la inmersión de una tira de cartón en la orina; esta tira está impregnada de reactivos químicos que cambian de color según las propiedades de la orina. Si entrega una muestra de orina a su médico de atención primaria, podrá realizarse esta prueba y obtener un resultado preliminar que le orientará al diagnóstico de una infección asociada al cólico, o la presencia de restos de sangre en la orina.

Una vez se realicen las pruebas de más rápido acceso y se soliciten las demás, se le dará tratamiento, fundamentalmente analgésico. En el cólico renal sin complicaciones, lo que resulta más urgente es calmar el dolor y reducir cualquier posible inflamación del uréter, porque es el problema más acuciante para quien lo padece y acelerará el "paso" del cálculo por este conducto. El tratamiento para el cólico renal es facilitar la salida del cálculo. Del mismo modo, si no se resuelve sólo con analgesia y antiinflamatorios, se pueden asociar fármacos antiespasmódicos que "abran" el uréter.

En caso necesario, también se aportarán fluidos en forma de sueros orales o sueroterapia intravenosa, particularmente si ha vomitado en abundancia; del mismo modo, si siente náuseas o vómitos, se podrán administrar antieméticos (fármacos que disminuirán la sensación de náuseas, como la metoclopramida). 

De sufrir una infección, se asociarán antibióticos. Podría ser necesario cambiar el antibiótico si sufre una reacción alérgica al mismo (generalmente, picor y rojeces en la piel) o no se resuelve con el tratamiento; de hecho, suelen tomarse cultivos de orina cuando se descubre la infección para poder averiguar qué microorganismo está causándola. 

Sólo como último recurso, y ya tras un fracaso repetido del tratamiento con medicamentos, se podrá recurrir a la cirugía urológica para extraer los cálculos, especialmente si son demasiado grandes para esperar que salgan por sí solos; si el cálculo mide más de 7 milímetros de diámetro en las pruebas de imagen, deberán plantearse opciones quirúrgicas, como la colocación de una pequeña "prótesis" en el uréter para abrirlo (el llamado "stent" ureteral), la nefrostomía percutánea (abocar el uréter a la pared del abdomen de forma temporal para extraer el cálculo), la litotricia extracorpórea por ondas de choque (una prueba que no requiere cirugía y permite "romper" el cálculo desde el exterior del cuerpo en ocasiones), ureteroscopia, la nefrostolitotomía ordinaria o percutánea (cortar el tramo de uréter en el que se haya "atrapado" el cólico) o la nefrostomía abierta (una operación más agresiva). 

Hallar la causa subyacente de un cólico renal y empezar el tratamiento preventivo no es la responsabilidad principal del médico que trata el cólico de forma urgente para reducir el dolor y facilitar el tránsito del cálculo hasta que sale del uréter; el diagnóstico de su causa debería ser manejado por especialistas, y el médico al que acude podrá explicar los diversos aspectos de la patología en sí y cómo evitarla, o prevenirla en la medida de lo posible.

Si se repitiese su cólico, deberá estudiarse la causa primera de su formación. Consulte con su médico de cabecera, quien realizará las pruebas diagnósticas oportunas y/o le derivará a un Urólogo de considerarlo necesario. 


YA NO ME DUELE; ¿QUÉ ME PASARÁ AHORA?

Entre el 80 y el 85% de los cólicos renales se resuelven por sí solos. En el 20% restante, es necesario un ingreso hospitalario para tratar el dolor, que puede ser muy rebelde al tratamiento analgésico, los vómitos, infecciones de la orina o "atascamiento" del cálculo pese al uso de todo el abanico de tratamientos farmacológicos disponibles. 

El mayor motivo de preocupación que puede darse en caso de un cólico renal es la combinación de una infección de tracto urinario "alto" (que afecte al riñón) y la obstrucción producida por el cólico. Pueden darse pielonefritis, pionefrosis y sepsis urinaria, complicaciones en las que se afecta el estado general y puede ser necesario el drenaje quirúrgico mediante las intervenciones antes mencionadas, tan pronto como se descubran estas complicaciones. 

Dado que las formas de intervención mínimamente invasiva (percutáneas, realizadas con aberturas relativamente pequeñas en la pared abdominal) para la retirada de los cálculos suelen tener éxito, la meta primordial en el manejo del cálculo no es que pueda eliminarse, sino que pueda eliminarse sin complicaciones ni infecciones asociadas

Aparte de las infecciones mencionadas, el 35% de los pacientes con cólicos renales volverán a tenerlos en un período de cinco años, y un 52% o más en un período de diez, si bien a partir de los siete años y medio las probabilidades de recurrencia (repetición) se reducen. 

El tratamiento y evaluación del metabolismo del paciente puede ser necesario si ha tenido múltiples episodios o la orina contiene cantidades inusualmente altas de sustancias disueltas que puedan formar cálculos. También es importante conocer los antecedentes médicos personales y familiares del paciente; de haberse dado múltiples casos de cólicos renales, sobre todo en pacientes jóvenes o cuyos cálculos no se han resuelto del todo, y sospecha que puede tener uno usted (de acuerdo con la clínica antes mencionada), consulte con su médico.

El tratamiento médico es efectivo para retrasar la formación de cálculos en pacientes propensos a formarlas, si bien no la evita por completo. Lo más recomendable si es propenso a sufrir cólicos renales es la toma de líquidos, en abundancia, para expulsar grandes cantidades de orina poco concentrada, que no forma cálculos con tanta facilidad.

El control por parte de su médico de cabecera, y el beber líquidos en abundancia diariamente, puede reducir la probabilidad de sufrir nuevos cólicos en hasta un 60% cuando se asocia a un buen control de la dieta (de ser necesario, según la composición de sus cálculos; consulte con su médico). En aquellos casos en los que haya una enfermedad del metabolismo u orina anormal por problemas renales, se deberían realizar pruebas que evalúen la concentración de sustancias problemáticas en orina y sangre con frecuencia, completando su tratamiento con fármacos específicos según el origen del problema. 

Por ejemplo; algunos cálculos renales se producen por tener una orina demasiado ácida, con lo que el ácido úrico de la orina se concentra y forma cálculos con más facilidad; los cálculos de ácido úrico en una orina ácida pueden evitarse con Alopurinol (un fármaco que reduce la concentración de uratos en sangre) y citrato de potasio u otras sustancias que reduzcan la acidez de la orina. Es por esto que, en ocasiones, su médico le solicitará que recupere el cálculo pasando su orina por un colador o un filtro cuando lo expulse por la orina para enviarlo a un laboratorio que estudie su composición.



EN RESUMEN: 

El cólico renal se produce cuando se forma un resto sólido en la orina, un "cálculo", que se atranca o atasca contra las paredes del uréter, el canal que conecta un riñón con la vejiga de la orina.

Produce dolor en espalda, flanco o abdomen, generalmente sólo en uno de los dos lados del cuerpo, y puede acompañarse de una sensación de inquietud, malestar, náuseas... así como de náuseas y vómitos o sangre en la orina (orina rosada, oscura o roja).

Si tiene fiebre, sangre en la orina o molestias al orinar (escozor, incapacidad para orinar grandes cantidades de orina, etcétera), puede que tenga una infección de orina además del cólico. ¡Avise a su médico!

Existen pruebas diagnósticas para el estudio del cólico renal, como la analítica de orina y la analítica de sangre, la radiografía y la ecografía abdominales. Su médico le recomendará qué pruebas debería realizarse.

Se trata con analgésicos, antiinflamatorios y antiespasmódicos, fármacos que pueden administrarse por vía oral pero que, administrados por vía intravenosa o intramuscular, actúan más deprisa y con más potencia.

En muchos casos, necesitará acudir a un servicio hospitalario de Urgencias, particularmente cuando los medios disponibles en su centro de salud no coarten el dolor o se hallen signos de alarma que exijan un estudio más exhaustivo. 

Si tiene tendencia a desarrollar cálculos renales, debería acudir a su médico de inmediato si sufre un dolor brusco en un lado de la espalda, un flanco o el abdomen, o si ve sangre en la orina. 

Si ya ha tenido un cólico de riñón, y para prevenir su reaparición, beba líquidos en abundancia y tome frutas, verduras, pan integral, productos lácteos bajos en grasa, habas, carnes magras y pescado.



Cada caso es diferente y requiere un estudio específico de su situación. Comente sus dudas y sospechas con su médico. Y siempre que lo necesite, recuerde que puede preguntar en su centro de salud para recibir más información.


Un artículo del Dr Javier López Coscojuela

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