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Revisión Ginecológica

  La mayoría de las mujeres sabe que a partir de una determinada edad es muy importante realizarse revisiones periódicas de las mamas. La prevención siempre juega un papel destacado, pero hay enfermedades en las que detectar a tiempo la existencia de células neoplásicas y poner un rápido tratamiento cambia por completo la evolución de las mismas. Esto ocurre, por ejemplo, en el caso del cáncer de mama.
Las pruebas diagnósticas como método de cribado son fundamentales para conocer si todo está en perfectas condiciones o hay que alertarse por algún motivo pero también es muy importante saber realizar una buena autoexploración mamaria.
  1. La importancia de la autoexploración

     

     Cada mes es importante mirarse en el espejo unos minutos y comprobar si las mamas han cambiado de tamaño, forma o color o si presentan algún tipo de deformidad. Hay que hacerlo con los brazos en reposo y también con ellos levantados. Después hay que tumbarse y palparse cada mama con la mano contraria y extendida y con las yemas de los dedos, de una forma firme y suave. El movimiento debe ser pequeño y circular. Asimismo hay que hacerlo de arriba abajo y de izquierda a derecha, desde la clavícula hasta la parte superior del abdomen y desde la axila al escote. También es importante realizarse la exploración sentada o de pie
Es fundamental remarcar que hay que evitar la psicosis de palparse todas las semanas.
Lo que se recomienda en aquellas pacientes que menstrúan es hacerlo una vez al mes, en el período post menstrual, que es el momento en que la turgencia mamaria es menor y los niveles hormonales están en un nivel basal. En pacientes menopáusicas, también hay que hacerlo una vez al mes, eligiendo un día puntual y manteniendo la regularidad a lo largo del año. La clave es generar una rutina de prevención y concientizarse acerca de su importancia.
 
Si al hacerse la autoexploración nota algo diferente en sus mamas, no espere y pida cita con el médico de familia o ginecólogo para que estudie su caso en profundidad.
Paso 1: párate frente a un espejo con los hombros rectos y los brazos junto a la cadera y mírate las mamas.
Esto es lo que debes encontrar:
  • mamas de tamaño, forma y color normales
  • mamas bien formadas, que no presentan deformaciones ni inflamaciones visibles
Si notas alguna de las siguientes alteraciones, informa a tu médico:
  • formación de hoyuelos, arrugas o bultos en la piel
  • cambio de posición de un pezón o pezón invertido (está metido hacia adentro en lugar de sobresalir)
  • enrojecimiento, dolor, sarpullido o inflamación
 



Autoexploración de mamas - Paso 1

Paso 2: ahora, levanta los brazos y fíjate si ves las mismas alteraciones.
Autoexploración de mamas - Pasos 2 y 3
Paso 3: cuando estés frente al espejo, fíjate si te sale líquido de uno o ambos pezones (puede ser transparente, lechoso o amarillento, o sangre).
Paso 4: luego, acuéstate y pálpate las mamas con las manos invertidas, es decir, la mama izquierda con la mano derecha y viceversa. Procura utilizar un tacto firme y pausado con las yemas de los dedos, manteniendo los dedos rectos y juntos. El movimiento debe ser circular, del tamaño de una moneda aproximadamente.

Controla la mama completa de arriba a abajo y de lado a lado: desde la clavícula hasta la parte superior del abdomen, y desde la axila hasta el escote.

Sigue algún tipo de patrón para asegurarte de cubrir la mama entera. Puedes empezar con el pezón y avanzar en círculos cada vez mayores hasta llegar al borde exterior de la mama. También puedes mover los dedos verticalmente, hacia arriba y hacia abajo, como si estuvieras cortando el césped. Este movimiento ascendente y descendente suele ser el más utilizado por las mujeres. Asegúrate de palpar todo el tejido mamario, tanto en la parte delantera como en la parte trasera: para palpar la piel y el tejido superficiales, ejerce una leve presión; para llegar al tejido ubicado en la parte media de las mamas, una presión moderada, y para el tejido profundo, una presión firme. Al llegar al tejido profundo, tienes que poder sentir la caja torácica.
Autoexploración de mamas - Paso 4
Paso 5: finalmente, pálpate las mamas estando de pie o sentada. Muchas mujeres dicen que la mejor forma de palparse las mamas es cuando la piel se encuentra mojada y resbaladiza, de modo que prefieren realizar este paso en la ducha. Controla la mama completa con los mismos movimientos que se describen en el paso 4.


http://www.breastcancer.org/es/sintomas/analisis/tipos/autoexploracion/pasos_aem
Autoexploración de mamas - Paso 5


  1. ¿En qué consiste la mamografía?
La prueba de imagen más utilizada para la detección precoz del cáncer de mama es la mamografía, tanto para mujeres asintomáticas como para aquellas que presentan bultos, secreción del pezón o hundimiento del mismo. Se trata de una técnica que, mediante una mínima radiación, muestra imágenes del interior de los senos de la mujer.
El motivo esencial para realizarse la mamografía es que permite detectar lesiones en la mama hasta dos años antes de que se hagan palpables, lo que significa que al realizarse la prueba, en caso de dar positivo, sería posible aplicar tratamientos menos agresivos, como es el caso de la cirugía conservadora, que dejan menos secuelas físicas y psicológicas en la mujer.

Con el protocolo en la sanidad pública se comienza realizarse las mamografías a partir de los
50 años hasta los 64 años con una periodicidad de 2 años. En algunos casos se recomienda que  desde los 40 las mujeres se hagan este examen cada año, incluso en mujeres con antecedentes de cáncer de mama o de ovarios hay que comenzar antes de esa edad a realizarse la prueba de cribado.
El mejor momento para hacerse una mamografía es una semana después de haber tenido el periodo. De esta forma se evitan los días en los que los senos están más hinchados y sensibles. También es importante llevar las pruebas realizadas en años anteriores, para que el radiólogo pueda comparar si la mama ha sufrido alguna variación.
¿Cómo se realiza una mamografía?
Esta prueba, que se hace de forma ambulatoria, es un poco molesta para la mayoría de las mujeres.
 
 Durante la misma el médico o el técnico en rayos coloca la mama en la unidad de mamografía y la comprime de manera gradual. De esta forma se consigue que todos los tejidos se vean, alargándolos para que no quede ninguna zona oculta. Además, el hecho de que la mama permanezca firme e inmóvil hace que la imagen se vea más nítida.
Las mamografías evitan el 30% de los fallecimientos por cáncer de mama, ya que permiten al médico ver pequeños tumores y poner un rápido tratamiento. No obstante hay que saber que no todos los cánceres de mama se ven en una mamografía.
  1. ¿En qué consiste una ecografía de mama?
La ecografía de mama es una prueba que examina los senos mediante ultrasonidos. A través de un pequeño aparato, denominado transductor, el médico puede ver la imagen de las mamas de la paciente. Por sí sola, esta prueba no suele mandarse como test para la detección del cáncer, sino como complemento. No obstante en mujeres con mamas densas, con menos tejido adiposo, la inclusión de una ecografía en el protocolo mejora la detección de esta enfermedad.
Se trata de una prueba indolora que no necesita ninguna preparación, aunque se suele recomendar no utilizar ninguna loción hidratante en la zona ni desodorante. Este examen es muy eficaz para encontrar pequeños tumores que aún no se han extendido a los ganglios linfáticos. Permite distinguir entre una masa sólida y un quiste y ayuda a encontrar un tumor cuando el pezón produce secreciones transparentes o con sangre. También es un método que se utiliza en el caso de ser necesaria la realización de una biopsia de mama, funcionando como una guía.
En función de la edad, el ginecólogo suele mandar una u otra. Para mujeres con menos de 40 años se utiliza este estudio, puesto que las mamas son más densas. De hecho, la mayoría de los bultos mamarios en mujeres jóvenes son quistes benignos o tejido glandular normal que aparece amontonado. Los senos de las mujeres de más edad tienen más grasa y son más fáciles de evaluar a través de una mamografía.

¿Puede la ecografía sustituir a la mamografía?

No, la ecografía es un buen complemento para la mamografía pero no es útil en el diagnóstico precoz del cáncer de mama, en pacientes que no tienen un tumor palpable. Únicamente en el caso de gestantes y mujeres muy jóvenes se puede sustituir a la mamografía.
Es una técnica importante en el diagnóstico y manejo de las enfermedades de la mama, tanto benignas como malignas. Frecuentemente el radiólogo que ha realizado una mamografía solicita la realización de una ecografía para profundizar en el diagnóstico.

¿Qué otras pruebas se pueden realizar?
Cuando se necesita más información para poder diagnosticar la patología de la paciente, se pueden realizar otras pruebas complementarias como la punción aspiración con aguja fina (PAAF), la biopsia con aguja gruesa (BAG), biopsia asistida por vacío (BAV) o la biopsia quirúrgica, menos frecuente actualmente. En el caso de mamas densas o con prótesis también se realiza una resonancia nuclear magnética (RNM).

En Aragón, como en el resto de España, el cribado del cáncer de mama es poblacional y está incluido en las carteras de servicio del Ministerio de Sanidad y de las comunidades autónomas siguiendo las recomendaciones nacionales como las del PAAPS (Programa de Prevención en Atención Primaria) de la Semfyc (Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria) e internacionales.
Una vez analizado en profundidad por el PAAPS el estudio canadiense se constata que las recomendaciones del año 2012 siguen vigentes:
1) Las mamografías de cribado no están indicadas en mujeres entre 40 y 49 años.
2) La mamografía de cribado debería de recomendarse cada dos años a las mujeres entre 50 y 69 años así como a las de 70 a 79 años aunque en este último grupo de edad hay menos evidencia científica.

Por tanto, en la revisión ginecológica es fundamental saber realizar una buena autoexploración mamaria, para poder detectar alguna anomalía a tiempo y acudir al médico de Atención Primaria. La mamografía se realiza como cribado del cáncer de mama en mujeres de 50-69 años bianualmente y si se precisa de más pruebas la que más se realiza es la ecografía, que aporta una información complementaria pero no sustituye a la mamografía. En algunos casos se realizará el cribado a partir de los 40 años o antes en mujeres con antecedentes de cáncer de mama y ovarios.

                                                                                                              Dra. Lorena Rodríguez

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