Es la sensación de perturbación del equilibrio corporal, provocando una falsa sensación de movimiento del paciente o de su entorno, en forma de “giro”, además de otros como palidez, sudoración, nauseas y vómitos.
Presenta una alta incidencia en nuestro medio: cerca de 80% de la población mundial ha padecido un episodio de vértigo en algún momento de su vida, principalmente adultos y ancianos, siendo la principal queja después de los 65 años y segundo síntoma que demanda más consulta a partir de los 75 años.
Su clasificación está basada en criterios cronológicos (agudo, recurrente o crónico) y topográficos (central o periférico). El vértigo periférico es el más frecuente y constituye 85% de los casos. Este tipo de vértigo no entraña una importante gravedad o una amenaza vital para los pacientes, quienes, sin embargo, sufren una notable alteración de su calidad de vida. Suele tener un inicio agudo, intenso, a veces incluso invalidante de las actividades diarias, se acompaña de nauseas vómitos, sudoración y hasta disminución de la audición.
La mayoría de los casos pueden ser tratados desde las consultas del Médico de Atención Primaria, siendo derivados a los Servicios de Urgencias aquellos vértigos que presenten sintomatología muy intensa e incapacitante o signos de alarma como:
- Afectación del nivel de conciencia
- Desequilibrio intenso.
- Ausencia de mejoría a pesar de estar ya en tratamiento.
- Intolerancia a la medicación por vía oral.
Ante cualquier duda, consultar siempre con su Médico de Atención Primaria.
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