ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA, UNA
REALIDAD LATENTE
Desde el punto de vista de la Atención Primaria, la
ERC (enfermedad renal crónica) y otras enfermedades frecuentes como la hipertensión arterial (HTA) o la diabetes mellitus (DM),
requieren una valoración conjunta debido a que por uno u otro mecanismo están
todas relacionadas, y que cualquier alteración podrían condicionar importantes
cambios en la evolución de la enfermedad.

Definición y epidemiología.
La enfermedad renal crónica (ERC)
es un término genérico que define un conjunto de enfermedades heterogéneas que
afectan la estructura y función renal.
Cabe mencionar que para su
definición como tal es necesaria la presencia durante al menos tres meses de:
- Filtrado glomerular (FG) inferior a 60 ml/min/1,73 m2. (herramienta para evaluar la función renal).
- O lesión renal (anormalidades estructurales o funcionales del riñón).
La ERC es un problema emergente en todo el mundo. Se puede decir que en
España, se estima que aproximadamente el 10% de la población adulta sufre de
algún grado de ERC.
La enfermedad
en cifras.
El seguimiento en Atención Primaria de pacientes con enfermedades
frecuentes como la HTA o DM, la prevalencia de ERC puede alcanzar cifras del
35-40%.
Actualmente
existen unos 20.000 pacientes en diálisis en España, es decir están en una fase
terminal.
Se estima que el 40% de la población española con enfermedad renal
oculta (no diagnosticada) fallecerá (principalmente de problemas
cardiovasculares) antes de entrar en un programa de diálisis. Por tanto estos
pacientes tienen más probabilidades de morir por una complicación secundaria a
la ERC que de entrar en un programa de diálisis.
La supervivencia global evaluada para los pacientes en diálisis es de un
12,9% a los diez años, a pesar de los avances técnicos del tratamiento. Ello es
debido presumiblemente al hecho de que el 50% tiene una media de tres factores
de riesgo cardiovascular y una gran comorbilidad asociada. Por todos estos
motivos se acepta hoy que la ERC constituye una de las principales causas de
muerte en el mundo occidental.
La prevalencia de la ERC aumenta por el envejecimiento de la población,
el incremento de la prevalencia de sus factores de riesgo como la enfermedad
cardiovascular, la DM, la HTA o la obesidad y, obviamente, por el diagnóstico
precoz de la misma.
Impacto económico.
A tener en
cuenta que la ERC es reconocida actualmente como un problema importante de
salud pública dedido a la necesidad de un elevadisimo coste económico del
tratamiento sustitutivo en la fase terminal de la enfermedad y el aumento
extremo del riesgo de eventos cardiovasculares, que en gran parte derivan
ingresos hospitalarios complejos, una mortalidad prematura y disminución de la
calidad de vida.
El coste medio
por paciente en tratamiento sustitutivo renal (TSR) (estadio 5D) es seis veces
mayor que el tratamiento de pacientes con infección por el VIH y 24 veces mayor
que el tratamiento de pacientes con EPOC y asma. El coste medio anual por
paciente tratado con hemodiálisis oscila entre 46.659,83 € y de 32.432,07 € en
diálisis peritoneal. esto genera un consumo del 2,5% del presupuesto del
Sistema Nacional de Salud y más del 4%
de atención especializada, esperando un incremento anual de estos costes puesto
que unos 6.000 nuevos pacientes inician la terapia de reemplazo renal y se
produce un aumento del 3% en la prevalencia.
Que hacer?
Es fundamental la detección precoz
de la ERC que es posible
mediante pruebas habituales de laboratorio y una coordinación entre Atención
Primaria y los distintos niveles asistenciales, es decir un majeno
multidisciplinar.
Hay que reconocer
sobre todo que en los primeros estadios están frecuentemente sin disgnosticar
(ERC oculta) y suele ser asintomática.
Las guias clínicas
recomiendan en especial la detección en grupos poblacionales sobre todo en base
a la presencia de factores de riesgo, por ejemplo:
- Personas mayores de 60 años
- Obesidad (Índice de Masa Corporal (IMC) > 30 kg/m2)
- DM tipo 1 con más de 5 años de evolución.
- Familiares de primer grado de pacientes con enfermedad renal o con enfermedades renales hereditarias (poliquistosis renal, síndrome de Alport, etc.) o con asociación familiar (glomerulonefritis, nefropatías intersticiales).
- Enfermedades obstructivas del tracto urinario.
- Pacientes en tratamiento prolongado con fármacos nefrotóxicos (litio, mesalazina, anticalcineurínicos, antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), etc).
- Sujetos con otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (hiperlipidemia, obesidad, síndrome metabólico, fumadores).
- Antecedentes de insuficiencia renal aguda.
- Pacientes con infecciones crónicas, enfermedades autoinmunes y neoplasias.
Fuente : DOCUMENTO DE CONSENSO DE ERC. www.semergen.es
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