Ir al contenido principal

HEPARINA ¿PARA QUÉ SE USA? ¿CÓMO ME LA PONGO?

La heparina pertenece a una clase de medicamentos llamados anticoagulantes, para diluir la sangre. Esta heparina se usa para prevenir la formación de coágulos de sangre en quienes padecen algunas afecciones médicas o se someten a ciertos procedimientos médicos que aumentan las probabilidades de que éstos se formen. También se usa para impedir el crecimiento de los coágulos ya formados en los vasos. Es un líquido que se inyecta bien por vía intravenosa o bien por vía subcutánea (bajo la piel).



INDICACIONES 

- Prevención y tratamiento de la enfermedad tromboembólica venosa por coágulos: trombosis venosa profunda y tromboembolismo pulmonar.
- Tratamiento del tromboembolismo arterial periférico.
- Tratamiento de la enfermedad coronaria: angina inestable e infarto de miocardio.
- Prevención de la coagulación en la diálisis y en cirugía cardiaca y vascular.
- Pacientes en quienes está contraindicado el empleo de anticoagulantes orales, por ejemplo en embarazadas



CONTRAINDICACIONES

- Hipersensibilidad conocida a la heparina.
- Hemorragia activa o aumento del riesgo de sangrado.
- Antecedentes de trombocitopenia (disminución del número de plaquetas) inducida por heparina.
- Endocarditis bacteriana aguda.
- Intervención quirúrgica reciente en el SNC (Sistema Nervioso Central), punción lumbar reciente, intervención en ojos u oídos.
- Lesiones susceptibles de sangrar (úlcera péptica aguda, aneurismas o tumores cerebrales, etc.).
- En pacientes que reciben heparina, está contraindicada la anestesia regional en las intervenciones quirúrgicas programadas. Si le van a realizar una intervención quirúrgica o una extracción dental, advierta siempre que está usando heparina.


EFECTOS ADVERSOS

Consulte a su médico si aparece alguno de los siguientes efectos:
Hematológicos: hemorragias y episodios de sangrado. Ocasionalmente anemia.
Locales: raramente irritación, enrojecimiento, dolor y moratones en el lugar de inyección.
Hepáticos: aumento de transaminasas, generalmente reversible una vez se interrumpe el tratamiento.
Cutáneos: erupción cutánea, urticaria.
Metabolismo: en tratamientos prolongados puede producirse aumento de los niveles de potasio en sangre, alopecia transitoria y osteoporosis.
Otros: cefalea, náuseas, vómitos, dolor abdominal, fiebre, estreñimiento, diarrea, disnea, priapismo.


¿CÓMO DEBE DE UTILIZARSE?


Es posible que un profesional sanitario le paute heparina para que se la ponga usted mismo en su domicilio por vía subcutánea. Pregunte a su médico, a su enfermera o a su farmacéutico si no entiende las siguientes instrucciones sobre cómo ponérsela. No necesita seguir una dieta especial a menos que se lo indique su médico.
Guarde el envase en un lugar cerrado, a temperatura ambiente alejado de zonas con exceso de calor o humedad. No se puede congelar.


FORMA DE ADMINISTRACIÓN: VIA SUBCUTÁNEA

En caso de que el paciente vaya a administrarse él mismo la inyección (autoinyección), el profesional sanitario le mostrará cómo hacerlo, antes de abandonar el hospital o centro de salud.
Es esencial que el paciente siga exactamente estas instrucciones.
Es necesario realizar una inyección subcutánea (bajo la piel) de forma correcta con el fin de reducir el dolor y hematoma (la moradura) en el punto de inyección.
Para evitar cualquier pinchazo accidental después de la inyección, las jeringas precargadas van equipadas con un dispositivo de seguridad automático para taparlas.


  1. Preparación del lugar de la inyección:
- El lugar recomendado para la inyección es la zona del tejido graso del abdomen bajo, al menos a 5 cms del ombligo y hacia cualquiera de ambos costados.
- Antes de la inyección lávese las manos.
- Limpie (no frote), la zona elegida para realizar la inyección, con un trozo de algodón con alcohol.
- Elija una zona diferente del abdomen bajo para cada inyección. Se van rotando para evitar pincharse siempre en la misma zona.

2. Preparación de la jeringa antes de la inyección:
- Compruebe la caducidad en el envase o en la jeringa. Si ha caducado no se debe utilizar.
- Verifique que la jeringa no está dañada y que el producto es una solución clara sin partículas.

3. Jeringas precargadas:
- Quite el capuchón tirando del mismo, ajuste la dosis que tiene que ser inyectada (si fuera necesario).
- La cantidad de solución que hay que inyectar debe ajustarse dependiendo del peso del paciente; por lo tanto se debe eliminar cualquier exceso de medicamento antes de administrar la inyección. Por lo general su médico le recetará las jeringas con la dosis exacta que debe pincharse, en forma de jeringas precargadas.

Cuando no es necesario ajustar la dosis, la jeringa precargada está lista para ser utilizada. No elimine el aire de la jeringa antes de administrar la inyección.
Podría aparecer una gota en el extremo de la aguja. Si esto sucede, hay que eliminar la gota antes de administrar la inyección. Para ello se debe dar golpecitos suaves con el dedo a la jeringa, siempre con la aguja apuntando hacia abajo, hasta que se desprenda la gota.

4. Administración de la inyección:



- Mientras que se está tumbado o sentado en una posición cómoda, tomar un pliegue cutáneo entre el dedo pulgar y el índice.
- Mantener la aguja en un ángulo adecuado respecto al pliegue cutáneo y pinchar en dicho pliegue. Este pliegue cutáneo debe mantenerse mientras se administra la inyección. Completar la administración de la inyección utilizando todo el medicamento de la jeringa.
- Una vez administrada toda la inyección, extraer la jeringa del lugar de inyección manteniendo el dedo en el émbolo.

Para jeringas con dispositivo de seguridad:
-       Orientar la jeringa hacia abajo, alejada de sí mismo y de otras personas, y presionar firmemente el émbolo para activar el sistema de seguridad. La funda protectora cubrirá la aguja automáticamente a la vez que se escuchará un CLIC que confirma la activación del sistema de seguridad. 
-       Depositar la jeringa inmediatamente en el contenedor más cercano para eliminación de agujas.













Enlaces de interés:
- Guía para pacientes


Un artículo de la Dra María Royo Blesa



Comentarios